Revista: Caribeña de Ciencias Sociales
ISSN: 2254-7630


PRESUPUESTOS EPISTEMOLÓGICOS PARA EL ESTUDIO DEL PENSAMIENTO FILOSÓFICO EN EL CARIBE

Autores e infomación del artículo

Adriana Ortiz Blanco *

Universidad de Oriente. Cuba

adrianac@uo.edu.cu

RESUMEN

El presente trabajo tiene el objetivo de mostrar algunos de los presupuestos epistemológicos de los cuales se nutre el estudio del pensamiento filosófico en el Caribe. Se parte de definir qué vamos a tener en cuenta como espacio Caribe, para luego dar una valía necesaria a determinados aspectos de los cuales se sustenta este pensamiento como lo son: la interpretación indígena de la realidad, el valor de lo cosmogónico, la presencia del colonialismo lo que da muestra de las primeras conceptualizaciones de la Filosofía. La presencia del negro en el mencionado contexto imprime un sentido de libertad y las ideas de independencia se asoman en el quehacer de diferentes pensadores. No menos importancia reviste la concepción del ser humano como singular que asegura la supervivencia histórica de estos pueblos. Palabras claves: Caribe – epistemología – cosmogónico- cosmovisión- filosofía.

Abstract

The present work has the objective of showing some of the epistemological presuppositions of which the study of the philosophical thought in the Caribbean is nourished. It starts from defining what we are going to take into account as a Caribbean space, to then give a necessary value to certain aspects of which this thought is based: the indigenous interpretation of reality, the value of the cosmogonic, the presence of the Colonialism which shows the first conceptualizations of Philosophy. The presence of the black in the mentioned context impresses a sense of freedom and the ideas of independence appear in the work of different thinkers. No less important is the conception of the human being as singular that ensures the historical survival of these peoples. Keywords: Caribbean - epistemology - cosmogonic - cosmovision - philosophy  

Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:

Adriana Ortiz Blanco (2017): “Presupuestos epistemológicos para el estudio del pensamiento filosófico en el Caribe.”, Revista Caribeña de Ciencias Sociales (julio 2017). En línea:
https://www.eumed.net/rev/caribe/2017/07/pensamiento-filosofico-caribe.html
http://hdl.handle.net/20.500.11763/caribe1707pensamiento-filosofico-caribe


  1. PONER EN ORDEN  LOS CONCEPTOS

    1.  QUÉ ENTENDER POR CARIBE

Muchos historiadores, filósofos, sociólogos y hombres de ciencia en general se han preocupado por definir el contexto Caribe. Una revisión de la producción intelectual sobre el Caribe, da cuenta de una abundante bibliografía que abarca distintas ramas del saber donde  los estudios de carácter sociocultural se abren paso.  Desde un inicio se hace notar la diversidad de criterios en cuanto a los límites y las naciones que componen el Caribe.
En dicho contexto han coexistido países con diferentes estatus político junto a naciones que a pesar de haber obtenido la independencia hoy presentan nuevos métodos de dominación, es el caso de Haití y República Dominicana. Otros exhiben  estructuras políticas administrativas diferentes como lo es el Estado libre asociado de Puerto Rico y los departamentos franceses de ultramar, Guadalupe, Martinica y Guayana francesa.
Asimismo, sin perseguir el objetivo de hacer una historia sobre el término Caribe o sobre los países que lo integran tan solo hago referencia algunos de los más connotados ciencistas que han escrito con la finalidad de resaltar el término Caribe para denominar a una región que la heterogeneidad le caracteriza.1
Antonio Gaztambide, profesor de la Universidad de Puerto Rico, reconoce que comenzando con el propio Colón, los europeos bautizaron «caribes» a los aborígenes que resistieron la conquista de sus tierras ancestrales en las Antillas. Luego les sumaron otros amerindios a quienes querían “rescatar para la evangelización”, léase esclavizar en sus minas, pesquerías de perlas y siembras. Reconoce que no hay una definición correcta del Caribe, sino definiciones más o menos explícitas, más o menos consistentes con el tema bajo consideración, es decir, más o menos apropiadas y conducentes al esclarecimiento científico. (Gaztambide, 2003: 5).

En tal sentido, es de obligada consulta en este aspecto el historiador cubano Hebert Pérez Concepción, profesor de la Universidad de Oriente, el cual  reflexiona que  en el Caribe se mezclan, en proporciones variables de un lugar a otro, poblaciones venidas de Europa, África, Asia, y hasta aborigen de América. Desde su origen estos pobladores ya eran muy heterogéneos, pues bajo el nombre de un continente de partida se esconden diferencias notables (Europa: franceses, ingleses, españoles, portugueses, holandeses. Visto desde esta perspectiva, donde se mezclan las culturas africanas con las de otros pueblos […] “el Caribe englobaría todas las tierras bañadas por el mar que lleva ese nombre y algunas muy cercanas, las cuales también comparten sus características esenciales, así como su historia. El concepto incluiría las islas ubicadas dentro del mar Caribe; la cadena de islas que se extiende desde la península de la Florida hasta la boca del Orinoco, que le sirve de límite tanto al norte como al este; los territorios continentales del norte de Sudamérica desde la Guayana francesa al este hasta Colombia al oeste, que serían su frontera meridional, y, como frontera occidental, las tierras de Centroamérica y México.” (Pérez, 2004:16).
El destacado investigador Joaquín Santana Castillo, introduce al análisis más que una búsqueda espacio-temporal del Caribe los aspectos que pueden denotar una identidad entre sus pobladores destacando la presencia de europeos en sus versiones hispana, anglosajona, francesa y holandesa, descendientes de africanos de las más variadas etnias y culturas. La población aborigen es otro elemento étnico y cultural a considerar. Lo anterior permite connotar la diversidad étnica y cultural que aportan un mestizaje no sólo racial, sino también cultural donde el choque y  mixtura de culturas etnias y razas, condimentadas por el calor del trópico ofrecen la cultura caribeña. “Una cultura que no es europea, ni africana, ni aborigen y que se nutre de cada una de ellas en un proceso de combustión cultural, que dio origen a una nueva manera de decir, de pensar, de hacer, de sentir la vida, la música, la sociedad, y que nos confiere la condición de pueblos nuevos.” (Santana, 2007:324).

Megenney (1986) resume algunas de las ideas de Gabriel García Márquez que  sirven de soporte teórico para definir el contexto Caribe, en sentido general considerado difícil de definir al ser  una combinación de varios elementos históricos que se han mezclado para formar un crisol étnico-social verdaderamente único y excepcionalmente fascinante a la vez. Reconoce además que constituye una impronta cultural compuesta de ingredientes indígenas, europeos y africanos, la cual ha quedado indeleble en la sociedad costeña colombiana en forma de una relación simbiótica que, a nivel lingüístico, ha producido una especie de colocación, dentro de la cual los morfemas léxicos ocurren juntos para formar enlaces sintagmáticos armónicos y afines.

En esta misma dirección Mendoza (1982) recoge en su entrevista a García Márquez otras aseveraciones sobre el Caribe donde reconoce que se mezcla la imaginación de los esclavos negros con la de los nativos precolombinos y luego con la fantasía de los andaluces y el culto de los gallegos por lo sobre natural, es esta una mirada mágica al Caribe.

Asimismo, Avella (2009) distingue  dos visiones a la hora de estudiar el espacio Caribe. La primera reconocida como  tradicional consistente en establecer de ante mano un marco territorial y político estable, para un país, una región, un conjunto de regiones o de países, ofrece un cuadro cómodo, pero estático. Pero en el Caribe los cambios son rápidos. Territorios, con un nombre y una historia derivados del fin de los procesos coloniales del pasado, han pasado a ser, a pesar de su pequeño tamaño, países insulares a partir de los azares de las nuevas independencias, después del proceso de descolonización de la Segunda Guerra Mundial.

La segunda contemporánea que estudia las realidades espaciales, como un componente activo de la dinámica de las sociedades necesita una perspectiva histórica un tanto diferente. Recurre a métodos aportados por la teoría de la complejidad, como el análisis de las causalidades no lineares, y la teoría de sistemas. También integra conceptos claves de las ciencias sociales como los análisis sobre la conciencia y la intencionalidad de los actores para cambiar el curso de ciertos procesos.
  
De tal manera, son frecuentes las menciones a la invención del término, la idea del Caribe, un concepto que incluye una realidad, un espacio que trama sus bordes más allá de los antecedentes, y en el cual se difiere en dependencia del acercamiento más apegado o no, a una perspectiva disciplinar o un interés particular, de tipo geopolítico, económico, como cultural. Sin embargo, las miradas disciplinares generalmente mellan sus perfiles al entrar en el Caribe. (Martínez y Valdés, 2013:24).
Se aprecia que contextualizar el Caribe responde a las necesidades teórico-prácticas del investigador o grupo de investigación que asume un tema referido a estos pobladores. En tal sentido  de acuerdo al objetivo de este trabajo y coincidiendo con  Norman Girvan la noción de Caribe está siendo constantemente redefinida en función del interés por ofrecer respuestas a las influencias externas y a los procesos internos. “Una posición apropiada es sostener que no hay una definición “precisa” o consumada; el contenido depende más bien del contexto […]” (Girvan, 2012: 24).
Lo anterior condiciona la necesidad de que el Caribe se inscriba dentro de la herencia socio cultural que posee, la cual produce un resultado diferente al de Europa  o se busca otra manera de definirlo por sus particularidades para volverlo como un objeto único que no se pueda comparar. Esta posición no sería del todo adecuada porque en medio de todo esto hay hombres con ideas, sentimientos y puntos de vistas que aceptar u objetar. 
Estos aspectos señalados responden además a la necesidad de una mayor claridad histórica, conceptual y metodológica sobre la región, los orígenes y evolución de su nombre, la conformación de sus identidades y el desarrollo de sus vínculos, en aras de comprender una región compleja, con una homogénea diversidad, que conforma un mundo a la vez real y lleno de procesos por indagar. El Caribe por tanto dentro de los marcos de este trabajo es analizado como un concepto con características socio-histórica que nombra a una zona cultural caracterizada por el legado esclavista y el sistema de plantación. Comprende las islas y partes contiguas de tierra continental.

    1.  DE QUÉ EPISTEMOLOGÍA HABLAR 

El Caribe siempre ha entrañado un reto conceptual, una incalculable heterogeneidad de elementos constitutivos difícil de aprehender desde normas disciplinares. Importa notar, sin embargo, que esa profunda anomalía adquiere un valor epistémico muy particular.
Toda investigación de una parte utiliza conceptos y acepciones las cuales se encuentran en diccionarios y de otra parte vincula dichos conceptos a situaciones concretas que requieren de una precisión para comprender el hilo conductor de las ideas que se tratan de exponer, este es el caso del concepto epistemología. En el Diccionario de la Lengua Española epistemología es considerada como el  estudio crítico del desarrollo, métodos y resultados de las ciencias, en contraparte con el Diccionario de Filosofía de Nicolás Abbagnano que considera dicho concepto como teoría del conocimiento.
Tales presupuestos sirven de base para afirmar que al estudiar el Caribe no se puede perder de vista  la epistemología tomada en cuenta como conciencia histórica y reflexiva de un contexto en estudio donde el quehacer de hombres aparentemente diferentes se modifica constantemente. Siendo así, epistemología no sería sólo el objeto de estudio de una disciplina, ni andar a través de la historia del Caribe, es  más que eso; es una práctica continua y móvil del caribeño.

De esta forma, a la hora de estudiar  el pensamiento filosófico en el Caribe se debe connotar que si bien abundan los estudios filosóficos desde la antigua Grecia y los estudios sobre pensamiento  filosófico latinoamericano no se encuentra en la misma proporción textos acerca del pensamiento filosófico caribeño que abarque aquellos momentos, temas y conceptos, a los pensadores de mayor trascendencia, así como sus formas de expresión y rasgos que le identifican. (Valdés, 2008:444). En el contexto de este trabajo epistemológicamente  la filosofía es vista como conocimiento, actividad teórica que permite reflexionar sobre las realidades y prácticas caribeñas sobre todo qué aspectos nutren el pensar filosófico en el Caribe.

En tal sentido Carlos Rojas (1997) apunta que para asumir este tipo de estudio es necesario conocer que en los países de la cuenca del Caribe de habla hispana se ha apreciado el  iluminismo, el positivismo, el  idealismo y el materialismo, con  énfasis en el positivismo.  En cada uno de los países de la cuenca del Caribe se estudian algunos filósofos representativos. Por citar algunos ejemplos, en  Venezuela, Andrés Bello desarrolló una filosofía empirista pero espiritualista en una de las obras más importantes de la filosofía latinoamericana del siglo pasado: Filosofía del entendimiento.
En República Dominicana se estudia la figura de Eugenio María de Hostos y su amplia labor educativa en Santo Domingo. Panorama que difiere en Cuba donde la obra de José de la Luz  Caballero con su Filosofía electiva rompe con los cánones escolásticos de fines del siglo XVIII. Estas representaciones se contrastaron en un contexto diferente con las ideas independentistas de José Martí.
Habitualmente se consideran trabajos filosóficos, los referentes a los grandes problemas y preguntas de la ontología, conceptualizaciones tendientes a la totalidad, que interrogan sobre el Ser, la libertad, la verdad, Dios y los valores por citar algunos temas, de modo que guiados por esta consideración, vinculada al filosofar puro, se ha decidido, a la ligera en muchos casos, apuntar que no existe una filosofía caribeña.

Estos aspectos conducen a una necesaria interrogante: ¿Desde qué perspectiva filosófica se realiza el análisis que se presenta? Ofrecer una respuesta a esta interrogante presupone tomar en cuenta el debate que hoy se sostiene en círculos de los ciencistas sociales acerca de si existe o no una filosofía en el Caribe.

La realidad debe partir de no comparar contextos, o sea Caribe con Europa. En este caso la filosofía debe ser considerada en relación a las características socio culturales del entorno caribeño y siguiendo las pautas teóricas del destacado investigador cubano Félix Valdés cuando afirmaba que:
En este sentido tendríamos que exponer una historia distinta, que reconozca, tras lo tradicionalmente entendido por filosofía, que en el Caribe insular y las áreas continentales caribeñas, durante el siglo XX e inicios del nuevo milenio, se ha dado una obra de pensamiento filosófico con temas y formas específicas, a través de la obra de pensadores que han trascendido sus fronteras para ser cimiente, precisamente de la crítica al colonialismo, al eurocentrismo y han pautado nuevas ideas en el mundo contemporáneo. (Valdés, 2008:445)

De esta forma, la filosofía en el Caribe sale de los marcos del análisis de la razón o del debate entre empirismo y nominalismo, el ser o el conocimiento que tienen una larga historia en la filosofía europea  que se han estudiado como universales. Ciertamente no encontramos libros propiamente de Filosofía del Caribe que muestren los nexos lingüísticos y culturales de estos pueblos pero sí encontramos una crítica al colonialismo que ha afectado fuertemente los pueblos caribeños y que Aimé Cesaire en su Discurso sobre el colonialismo  reconoce que constituye dicho colonialismo una negación de lo humano, no se reconoce el negro como ser humano y lo que aporta a la cultura de estos pueblos y no debe ser considerada –en su opinión- ni como evangelización, ni hacer retroceder las fronteras de la ignorancia, ni difusión del Derecho, todo lo contrario es competencia de las economías.

Las afirmaciones de Cesaire constituyen un soporte teórico ante la  necesidad de destruir la visión  colonial que se trata de imponer cuando se analiza el Caribe en su totalidad. Esto permitirá acercarnos a las representaciones vigentes de la filosofía misma que se ocultan en los esquemas coloniales, es necesaria una lectura caribeña que mezcle lo filosófico con lo cultural, lo económico y lo político.

De igual forma  el martiniqueño Frantz Fanon, uno de los principales pensadores de los movimientos de des-colonización que tuvieron lugar en el mundo a partir de la década del cincuenta del pasado siglo XX tiene una obra que de una u otra forma atraviesa los aspectos ya mencionados. En su libro: Piel negra, máscaras blancas distingue la complejidad del proceso de colonización. Alude a las circunstancias socio-históricas y económicas que determinaron y determinan el estado colonial, pero a ello añade aquellos aspectos que tienen que ver con la construcción de una subjetividad colonial.

El estudio de Piel negra, máscaras blancas resulta medular para interpretar la situación colonial desde la perspectiva del individuo. Fanon se auxilia de las herramientas de la psicología para desentrañar las ideas y conceptos que rigen el pensamiento del sujeto que ha sufrido el sistema colonial. Las nociones que este pensador opera tienen una total vigencia no sólo para la comprensión de los efectos de la colonización de manera general, sino también para una acertada interpretación de aquellos fenómenos concernientes al tema racial.
 
En Los condenados de la tierra sí persiste un interés por estudiar los procesos de descolonización. La visión de Fanon en torno a la descolonización se encuentra emparentada con la idea de revolución o de transformación radical de un contexto cultural determinado. Para él, esta transformación debe tener como protagonista y principal beneficiario al sujeto colonizado. Asegura que en el proceso de descolonización el individuo deja de ser un espectador aplastado para convertirse en un actor privilegiado de su tiempo, reconociendo de esta forma  que la lucha des-colonial aporta nuevos lenguajes, nuevos ritmos, nuevos hombres y una nueva humanidad. 
De la lectura anterior se infiere que para el estudio de la filosofía en el Caribe se precisan de aspectos epistémicos particulares donde acudir a las comparaciones de contextos filosóficos distorsiona el análisis, la filosofía en la  Grecia antigua aunque mantiene un análisis de la realidad del momento no puede compararse -por ejemplo- con la latinoamericana.

  1. PRESUPUESTOS EPISTEMOLÓGICOS PARA EL ESTUDIO DEL PENSAMIENTO FILOSÓFICO EN EL CARIBE

En el caso del Caribe visto en su totalidad,  si bien existen estudios desde una perspectiva histórica que han dejado una confluencia de interacciones violentas, forzadas, impuestas por el sistema colonial, para el estudio del pensamiento filosófico en el Caribe es necesario prestar atención a diferentes aspectos que imprimen singularidades en el estudio como lo son: que  la filosofía en el mencionado contexto  no tiene presencia academicista, pero si la hermenéutica, la interpretación de la realidad y textos se observa, se aprecian  elementos integradores  como la lengua, la religión y la cultura pero no son los únicos. Una singularidad está dada en que son tomadas en cuenta otras fuentes de análisis como los mitos del indio o del negro, que denotan una cosmovisión de la realidad caribeña y fomentan valores éticos y estéticos.

Otro aspecto a tener en consideración es que existe un desfasaje entre los pensadores y el pueblo por lo que no se reconoce una filosofía que pueda ser denominada popular. No obstante, existe una trascendencia humanista y con ello un mestizaje que ofrecen significado, expresividad y actitud sicológica ante  la naturaleza, lo que imprime valor a lo cosmogónico, o sea al intento de controlar el mundo,  a través de la magia, se  establece una comunicación con el universo, hay una cosmovisión mítico religiosa como por ejemplo de un haitiano o un yoruba. He aquí lo que podemos denominar la base, el germen de lo filosófico porque se le busca una explicación a la realidad a través de procesos mitológicos que conducen a una visión del mundo.

Son estas formas típicas del sentimiento de la vida, el hombre es el elemento activo frente a la naturaleza. El hombre se siente incluido en la comunidad de los seres de la naturaleza. Comunidad entre la realidad exterior y el espíritu. La renovación de la vida está en sus transformaciones y el mito en estas circunstancias constituye la primera forma de reflexionar sobre la naturaleza, es el soporte moral e interviene en los comportamientos humanos y sacan a la luz las articulaciones sociales de una conducta en la cual se vincula lo mágico con lo religioso mostrándose capacidad reflexiva y un tipo de conocimiento hacia aspectos particulares de la realidad.

La contribución africana al pensamiento caribeño por su fuerte sentido de libertad sin término, una realidad sin Dios ni ley, donde cada quien sintió que le era posible hacer lo que quería sin límites de ninguna clase, imprimen una escala de valores religiosos, un arte profundamente dinámico, danzas y canto. En tal sentido René Depestre, connota como la resistencia del negro ha conquistado indiscutibles victorias en la religión, la música, la danza. Añade que el contexto es complejo que es necesaria la descolonización, […] “como necesidad de realizar a un mismo tiempo la liberación de las estructuras socioeconómicas y de las estructuras psicológicas de la conciencia.” (Depestre, 1996: 9).
 
Existen en el contexto caribeño -como ya hemos plasmado- temas que se han convertido en una referencia obligada y a su vez han sido fuente del discurso teórico y  a partir de los cuales existen textos, entre ellos: la racialidad, lo  inhumano de la esclavitud que hicieron de la raza y el color una clave en la región; el tema de lo identitario, de lo diverso, el tema de la revolución y el sujeto de la misma que se universaliza como sujeto del cambio en el tercer mundo.

La cultura en el Caribe añade un ingrediente importante a la filosofía porque muestra integración y síntesis histórica que renueva y surte el caudal de la cultura humana muestra de una contradicción  entre lo identitario cultural, o sea el caribeño posee caracteres específicos que representan los distintos grupos humanos dentro de una  transculturación en la integración y el intento a su vez de establecer una forma cultural con un tronco diferente, donde cobra vida y se transforman las culturas aborígenes, las tradiciones del pasado o recuerdos cobran vida en el presente tratando de conformar  una memoria histórica donde  los disfraces, tambores, caretas, sones bailables que son usados influye en la Filosofía. “El pensamiento filosófico que referimos forma parte de las confluencias teóricas, del ir y venir de las ideas en un mundo de interrelaciones, pero no se reduce ni podríamos contarla a partir de cómo copiamos aquí o cómo es éste original y auténtico, o cómo se recepcionó y desarrolló una u otra tendencia de la filosofía que arranca en Grecia y termina en la Francia o la Europa actual”. (Valdés, 2009: 194).

Ahora bien, la adquisición de conocimiento se fundamenta en vivencias otorgadas por el mundo de la vida, en la cotidianidad del sujeto; pero son las constantes que se verifican en esas vivencias, en la adecuación y relación sujeto –objeto - sujeto, en la validez de los conceptos que surjan de dicha adecuación, y en la posibilidad de predecir o interpretar acciones estableciendo causas o comprensiones sobre lo que realmente la epistemología legisla.

En el pensamiento filosófico del Caribe no aparecen tratados, pero sí  se ha reflexionado a profundidad sobre lo esencial de la realidad circundante, el estatus colonial, el racismo, la negritud, las raíces africanas, lo identitario, por la crítica a la colonia y sus modelos, por la identidad nacional frente a modelos imperiales, entre otros, los cuales han sido temas centrales, no ya la contradicción ser-pensar o empirismo-racionalismo.

No obstante, se han realizado estudios que descubren fenómenos esenciales, cruciales a las realidades caribeñas, que han hecho detenerse a quienes desde la literatura, la poesía, la música han reflexionado como lo hicieran en su tiempo los pensadores griegos para registrar formas generales, regulares y universales de manifestación de los fenómenos por ellos tratados.

El pensamiento filosófico en el Caribe está en plena elaboración, no data de más de un siglo y medio su andar en las islas hispánicas y mucho menos en las pequeñas islas excolonias inglesas o aun francesas y de otras metrópolis europeas. Tampoco podríamos incluir como pensamiento del área el de aquellas regiones vinculadas culturalmente al Caribe en los siglos XVI al XIX que forman parte de las repúblicas latinoamericanas, excolonias de España o Portugal en el siglo XIX, pues su vida académica responde a las dinámicas de los estado-nación continentales, de modo que aquellas regiones caribeñas de “la cuenca”, en la nueva dinámica a partir de la independencia, cobra otra dimensión.

En tales condiciones podemos apuntar como  presupuestos epistemológicos para el estudio del pensamiento filosófico en el Caribe: en primer lugar la necesidad del diálogo con la cultura, insistiendo en que se debe asumir un compromiso con la misma  por su derecho a no ser violada en su identidad ni invadida en su territorio, ni impedida en su desarrollo. La originalidad de la cultura en el Caribe no excluye la interacción, al contrario, la supone como uno de los factores que la posibilita como originalidad histórica, es decir, como originalidad que no se da de una vez por todas, como sucede con la metafísica, sino que va naciendo de procesos en los que se aclara precisamente lo propio o lo foráneo.
Un segundo presupuesto está en lo ético, el respeto a la creación, a lo propio que refleje costumbres, comportamientos de los pueblos del Caribe que lo diferencian de otros donde lo indígena y lo negro se entrelazan.
La dialéctica determinación-libertad se convierte en otro presupuesto vinculado fundamentalmente al proceso de crecimiento de la identidad personal. Pues en los contextos sociales del Caribe encontramos el conflicto de tradiciones, contradicciones sociales, políticas, económicas, religiosas, que evidencian las luchas internas que fragmentan y diferencian los universos culturales específicos y que hacen de ellos lugares históricos social y económicamente diferenciados, esto es, lugares donde hay espacio no sólo para la diferencia individual.
En los momentos que corren del siglo XXI debe prestársele atención a la globalización neoliberal que reduce la realidad del Caribe a lo programado en sus políticas y consolida con ello los mecanismos de la exclusión masiva, no pretende defensa de la cultura de sus pueblos.
La concepción del ser humano  debe  asegurar la supervivencia histórica de la subjetividad en los pueblos del Caribe y en todo el proceso de la historia de la humanidad en tanto  momento insuperable de constitución y de totalización de sentido de existencia humana.
Son estos tan solo aspectos que a su vez caracterizan la filosofía caribeña no organizada en escuelas sino vista como forma específica del saber humano. La filosofía en el Caribe mantiene un sello distintivo por la diversidad tanto territorial como cultural de sus habitantes pero no debe ser  limitada  en su valor y dimensión  a los parámetros históricos y geográficos.
Pero las ideas filosóficas no son simple producto o resultado pasivo de determinadas circunstancias. Ellas al subsumir exigencias epistémicas, axiológicas, éticas, políticas, estéticas, mueven e impulsan  la conciencia de la época en que se generan y en ocasiones de otras posteriores. Esas ideas no permanecen como enigmáticos jeroglíficos  para que un arqueólogo siglos después  venga a descifrarlos, sino que actúan como catalizadores  de necesidades de un momento determinado  que pueden perder  o enriquecer de acuerdo a cómo sean asumidas por sus cultivadores. Lo importante es reconocer  si en  estos pueblos  su pensamiento se articula  a las exigencias de su tiempo, si refleja su realidad y contradicciones, impulsadas por sus proyectos de  perfeccionamiento humano y el enriquecimiento  cultural     tanto en la esfera espiritual como material de los mismos entonces existe filosofía.(Guadarrama, 1998: 18).  

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* Doctora en Filosofía, Profesora Titular de la Universidad de Oriente. Cuba

1  En opinión de Antonio Gaztambide en  “La invención del Caribe a partir de 1898” existen tres tendencias que han agrupado las definiciones del Caribe como región geográfica. La primera el Caribe insular o etno-histórico,tiende a ser sinónimo de las Antillas, suele incluir a las Guyanas y a Belize, y puede llegar tan al norte como a las Bahamas y Bermuda. La segunda el Caribe geopolítico se refiere al Caribe insular, Centroamérica y Panamá y la tercera el Gran Caribe o Cuenca del Caribe añade a Venezuela y por lo menos a partes de Colombia y de México.


Recibido: 10/04/2017 Aceptado: 31/07/2017 Publicado: Julio de 2017


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